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Ladeja Godina: “Es una responsabilidad colectiva hacer realidad una visión circular”

Fundadora y directora ejecutiva de Circular Change, y al mismo tiempo presidenta desde 2018 del grupo de coordinación de la European Circular Economy Stakeholder Platform (ECESP), ha participado en la elaboración de hojas de ruta en esta materia para tres países europeos, y hoy es una de las principales asesoras en esta materia para el equipo de Eurochile que lidera el trabajo de elaboración de la Hoja de Ruta para la Economía Circular. Desde Ljubljana, la capital de Eslovenia, profundiza en esta entrevista con Eurochile el rol que tendrá en la elaboración de este documento en Chile, así como la importancia de adoptar esta tendencia en la economía y el desarrollo del país.

Publicado el 24/07/2020

El pasado jueves, Ladeja Godina Košir fue una de las principales oradoras del seminario web “La ruta de Chile hacia la economía circular: estrategias y visiones europeas”, organizado por la Fundación Empresarial Eurochile -y en el que también expuso el holandés Freek van Eijk, director de Holland Circular Spot-, donde afirmó que lo más importante en la elaboración de una hoja de ruta en esta materia en el país es el proceso en sí, porque “lo que nos sucede durante ese recorrido es lo que nos define y lo que permanece. Y por eso el compromiso de las partes interesadas, el liderazgo y el rol del gobierno son claves”.

Ladeja Godina sabe del tema. Fundadora y directora ejecutiva de Circular Change, y al mismo tiempo presidenta desde 2018 del grupo de coordinación de la European Circular Economy Stakeholder Platform (ECESP), ha participado en la elaboración de hojas de ruta en esta materia para tres países europeos, y hoy es una de las principales asesoras en esta materia para el equipo de Eurochile que lidera el trabajo de elaboración de la Hoja de Ruta para la Economía Circular en Chile, iniciativa encabezada e impulsada por el Ministerio del Medio Ambiente.

El rol que tiene hoy en el equipo de Eurochile está orientado principalmente al trabajo del consejo público-privado que está trabajando las líneas de acción de la hoja de ruta, así como el traspaso de su experiencia en esta materia.

“No podemos esperar que venga un buen momento para implementar el cambio circular, tenemos que decidir ahora los principios que son parte de la sostenibilidad”, afirmó este jueves en el seminario.

Desde Ljubljana, la capital de Eslovenia, profundiza con Eurochile el rol que tendrá en la elaboración de la Hoja de Ruta de la Economía Circular en Chile, así como la importancia de adoptar esta tendencia en la economía y el desarrollo del país.

¿Cuál será su papel en el trabajo que Eurochile está llevando a cabo para la preparación de la Hoja de Ruta de la Economía Circular en Chile? ¿Cómo se hará este trabajo?

Cada proceso de mapa de ruta de economía circular es único, no podemos simplemente “copiar y pegar” la metodología y las lecciones aprendidas en un país a otro entorno. Eso es lo que hace que cada viaje de economía circular sea emocionante. En Circular Change, Instituto de Economía Circular que fundé hace 5 años, nos sentimos privilegiados de tener la oportunidad de participar en el proceso de construcción de la Hoja de Ruta de la Economía Circular en Chile. Nuestro papel principal es contribuir con la experiencia y conocimiento experto en economía circular y en elaboración de hojas de ruta durante la consultoría. Compartiendo experiencias concretas, las que hemos ganado al trabajar en las hojas de ruta hacia la economía circular en Eslovenia (2016/17), en Serbia (2019), y ahora en las actividades iniciales para la Hoja de ruta de Economía Circular en Montenegro (2020); y también a través de nuestra contribución a varios estudios e investigaciones sobre procesos de hojas de ruta de economía circular en Europa. Eso es lo que estamos trayendo al proyecto desarrollado por la Fundación Empresaria Eurochile para el Ministerio del Medio Ambiente. Habilitar el espacio para discusiones e involucrar a las diferentes partes interesadas, entrenar y orquestar el proceso, co-crear recomendaciones para el diseño de la hoja de ruta y, al final, apoyar la comunicación y la implementación del documento es en lo que vamos a trabajar. Debido a la situación posterior al Covid-19, parece que la mayor parte del trabajo se realizará en línea, ya que no podemos reunirnos en persona. Esperemos que llegue el momento de celebrar conjuntamente la introducción de la Hoja de ruta de la Economía Circular en Chile como en Europa.

La economía circular es una nueva tendencia, que aún no está completamente implementada o instalada. ¿Por qué apostar ahora a su adopción en el país?

La verdad es que hemos vivido de forma muy “circular” hace solo unas décadas. Estoy segura de que cada uno de nosotros todavía recuerda cómo nuestros padres o abuelos consumían alimentos locales de temporada, mantenían y reparaban lavadoras (que han durado más de 20 años), usaban un vestido varias temporadas o reutilizaban bolsas de plástico una y otra vez … Mientras tanto, la producción y el consumo mundiales han excedido los límites planetarios y se hizo evidente que necesitamos una mejor gestión de los recursos naturales para reducir nuestros impactos ambientales y climáticos. Con la crisis pandémica finalmente nos hemos dado cuenta en realidad de cuán vulnerables y frágiles somos como raza humana. Con la globalización nos volvimos más interconectados e interdependientes que nunca, por lo tanto, ha llegado el momento de centrarse en la creación conjunta de economías y sociedades resilientes, basadas en valores compartidos y con una visión conjunta para garantizar la calidad de vida (segura y saludable) para todos. En este contexto, la economía circular es aún más relevante que nunca. Se centra en diseñar sin residuos ni contaminación, en el mantenimiento de productos y materiales durante el mayor tiempo posible, en el mantenimiento del valor, en la regeneración de nuestros sistemas naturales, en hacer negocios más eficientes y efectivos, en la creación de nuevos empleos, en fomentar la creatividad y la innovación, en la colaboración y co-creación de las múltiples partes interesadas, en el pensamiento a largo plazo y las acciones a corto plazo. ¿Cómo no apostarías a volverte circular?

¿Cómo ha visto el progreso de esta tendencia en el país, qué fortalezas o ventajas comparativas tiene Chile en este tema y dónde identifica que hay más trabajo por hacer?

En este momento no tengo suficientes conocimientos sobre la situación en Chile, por lo que confío más en lo que el equipo chileno de la hoja de ruta está proporcionando como resultado de su investigación y compromiso, con las diferentes partes interesadas incluidas en el proceso. Lo que veo como uno de los mayores activos son los recursos naturales (sistema forestal, sistema marítimo, recursos energéticos y minerales) y la riqueza cultural del país, incluido el patrimonio cultural muy valioso. La longitud extrema del país y una gran variedad de climas lo hacen muy singular. Uno de los desafíos es también el hecho de que la mayoría de la población vive en ciudades (la mayoría en Santiago). Explorando potenciales junto con representantes de diferentes áreas geográficas y de diferentes áreas profesionales, discutiendo abiertamente los intereses de las diferentes partes interesadas, visualizando conjuntamente el futuro basado en valores compartidos, permitiendo un espacio para una discusión constructiva donde todos son igualmente importantes, es decir, incluso esas fortalezas y ventajas que no se reconocen a primera vista, se puede realizar este mapa y considerarlo como una oportunidad.

Usted ya ha trabajado en la elaboración de este tipo de instrumentos en varios países. ¿Qué es lo más complejo de resolver en estos procesos?

En cualquier país en el que he participado en los ejercicios de transición hacia la economía circular, desde Japón hasta Brasil, he estado buscando el ADN de la nación, para esos valores centrales que están integrados en la cultura y el comportamiento. Nosotros, los seres humanos, somos aquellos que diseñamos nuestro presente y futuro, por las decisiones y las elecciones que tomamos. Me parece crucial que la transición de la economía circular del país esté armonizada con su cultura. Por lo tanto, siempre tengo mucha curiosidad. Trato de entender primero a las personas, en este caso a los representantes de Chile. Ser humilde y abierto a lo que tienen que proponer, compartir, presentar; así es como navego a través del proceso conjunto de elaboración de una hoja de ruta.

¿Cómo conciliar la necesidad de establecer objetivos que sean lo suficientemente ambiciosos como para dar un impulso real a la economía circular, con la posibilidad de generar acuerdos y consensos que permitan a todos formar parte de estos acuerdos?

Tenemos que ser ambiciosos, ya que no queda mucho tiempo para preservar la vida de los seres humanos en nuestro planeta. La crisis climática se intensifica cada año. Incendios, sequías, inundaciones y tornados amenazan nuestras vidas en todo el mundo, y con el Covid-19 la situación se volvió aún más severa. Hemos acordado los ODS, en Europa hemos adoptado el Nuevo Plan de Acción para el Acuerdo Verde y la Economía Circular. Ahora es tiempo de actuar. Lo que necesitamos es un enfoque sistémico, holístico y una gobernanza global. Al proteger nuestro “pensamiento de silos” nunca estaremos listos para una colaboración radical. Me gusta usar una declaración muy audaz: el verdadero liderazgo no se basa en el título de tu tarjeta de presentación, sino en la cantidad de personas dispuestas a seguirte. Al abrir nuestras mentes y corazones para un cambio positivo y circular, podemos hacer realidad conjuntamente los acuerdos.

¿Cuáles son las metas, objetivos y visión que Chile debe considerar en su Hoja de Ruta?

Es de vital importancia comprender que todo el proceso de la hoja de ruta es un “trabajo en progreso”. Lo que cuenta al final no es el documento como tal, sino la identificación de todas las partes interesadas con los desafíos y su compromiso de contribuir al cambio circular. La visión es el primer ejercicio, pero se puede revisar y actualizar durante el proceso. Cuanto más simple, mejor. Tiene que ser concordante con lo que la gente en Chile quisiera lograr conjuntamente en los próximos 20 años, en qué país les gustaría vivir y cómo los principios de la economía circular pueden contribuir a su visión. Las metas y los objetivos son los hitos en ese viaje circular: la dimensión social, ambiental y económica se incrustará en ellos. Las acciones concretas, los recursos y los líderes de las acciones necesarias para la adopción de la economía circular deben estar claramente definidos, las medidas establecidas y el proceso de monitoreo acordado. Es una responsabilidad colectiva hacer realidad una visión circular.

¿Qué factores deben tenerse en cuenta al establecer estos objetivos?

Como estamos hablando de la hoja de ruta de la economía circular, los principios de la economía circular deben ser la brújula al establecer estos objetivos. Seguramente tenemos que considerar a qué tipo de inversiones vamos a decir que sí y a qué no. Al implementar un enfoque sistémico, podemos comprender y gestionar mejor los diferentes sectores, ya que todos son interdependientes. Agricultura, silvicultura, manufactura, movilidad, energía, construcción, minería: lo que sea que abordemos, está relacionado con otros sectores. Los objetivos que elijamos definirán nuestro futuro, y tiene que ser un futuro alternativo y sostenible, que nos proporcione un buen sustento.

Usted es presidente de la Plataforma Europea de Partes Interesadas de la Economía Circular (ECESP), que busca acelerar el desarrollo de esta tendencia al involucrar y coordinar el trabajo de las autoridades públicas, empresas, sindicatos, consumidores y la sociedad civil en su conjunto. ¿Qué resultados concretos ha tenido esta iniciativa?

Nuestra visión es convertirnos en “la red de redes” para los creadores de cambio de la economía circular. Establecido en 2017 por el Comité Económico y Social Europeo (CESE) en asociación con la Comisión Europea, ECESP apoya a las organizaciones de la sociedad civil y las autoridades públicas que aceleran la transición a una economía circular en toda Europa mediante el fomento del diálogo, el intercambio de conocimientos y el intercambio de buenas prácticas. Se alienta la participación de las partes interesadas mucho más allá del Grupo de Coordinación: se ha creado un sitio web para que sirva como un lugar virtual de reunión y espacio de conversación para todos los miembros de la comunidad de la Economía Circular. La idea es fortalecer el conocimiento colectivo aprendiendo de las buenas prácticas de los demás y compartiendo las lecciones aprendidas. Hasta ahora, hemos publicado más de 250 ejemplos de buenas prácticas para proporcionar inspiración y facilitar el intercambio de lecciones aprendidas al mostrar cómo los pioneros circulares identifican oportunidades, superan barreras y abordan desafíos regulatorios. Las estrategias, hojas de ruta, noticias y eventos se publican regularmente y se comunican a través de las redes sociales. Hemos organizado tres conferencias internacionales en Bruselas y comisionamos dos estudios en 2019: un mapeo de la política de economía circular en Europa y otro que revisa el impacto de la economía circular en la industria de consumo de rápido movimiento. Hemos publicado una opinión conjunta sobre el Plan de Acción de Economía Circular y hemos establecido varios grupos de liderazgo que trabajan conjuntamente en temas seleccionados de economía circular. Estamos orgullosos de haber ampliado nuestras actividades y comprometido a diferentes partes interesadas de todo el mundo.

Muchas veces se ha dicho que son las empresas las que crean una economía circular, porque a fin de cuentas se trata de la economía. ¿Qué deben hacer las empresas para acelerar su transición a la economía circular?

Muchas empresas ya han reconocido los beneficios de pasar de modelos de negocio lineales a circulares. La crisis del Covid-19 ha ejercido una presión adicional sobre muchas empresas; por lo tanto, es aún más importante que mantengan su compromiso con la sostenibilidad y que su recuperación sea “verde y circular”. Innovar, usar nuevas tecnologías, reducir el consumo de energía, usar plataformas para compartir, reducir el desperdicio, reutilizar materiales, acortar las cadenas de valor, expandir los ciclos de vida, cambiar de productos a servicios, obtener materiales que sean aptos para una economía circular … Todo eso conduce a negocios más sostenibles y resilientes. Lo que se necesita es una fuerte colaboración entre las empresas, el gobierno y la sociedad civil; la transición no puede ser acelerada sólo por el sector empresarial.

La economía circular es una estrategia para el desarrollo económico, ambiental y social. ¿Cómo podemos aprovechar la crisis actual para darle un nuevo impulso? ¿Es el momento adecuado para hacerlo?

“It´s now or newer”, es ahora o más nuevo. El Covid-19 nos ha demostrado que no tenemos tiempo para “volver a la normalidad”. El cambio climático fue y sigue siendo un problema. Es urgente lidiar con dos crisis: salud y clima. Frans Timmermans, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea en sus comentarios de apertura en el Diálogo Climático Petersberg a fines de abril de 2020 subrayó: “Y si podemos hacer eso (movilizar la inversión) y tenemos la posibilidad de invertir, entonces debemos asegurarnos de que la inversión que hacemos nos lleva a la nueva economía. Porque si no usamos nuestra capacidad de inversión para crear una economía sostenible, una economía que sea resiliente para el futuro, basada en el Acuerdo Verde, entonces la vieja economía podría estar más o menos restaurada, pero no tendremos los medios para transformar eso en una economía que pueda resistir las próximas crisis. Entonces perderemos dos veces. Esto es algo que creo que es inaceptable, y que deberíamos evitar a toda costa”.