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José Aravena: “Queremos ayudar a que la economía circular no sea solo discurso, sino que tenga base real, una base empresarial”

En esta entrevista, el director ejecutivo de Fundación Empresarial Eurochile repasa los alcances del evento realizado por la institución en Madrid en el marco de la COP25, el rol que está jugando hoy la economía circular en Europa y cuáles son sus avances principales, y cómo Chile puede -y debe- sumarse a esta tendencia. También del rol que deben tener las empresas para que la economía circular se haga efectiva, y del papel que busca jugar Eurochile en esta materia como un articulador de asociatividad. “Sin empresas la economía circular no existe”, afirma.

Publicado el 28/01/2020

Tras la decisión de Chile de renunciar a ser sede de la Cumbre del Clima COP25 en octubre pasado, dos meses antes de su realización, y el traslado de la cita a la capital de España el equipo de Eurochile se movió rápido. Desde hace meses preparaban un gran evento en Santiago en el marco de la cumbre, y todo debió trasladarse en tiempo récord a Madrid para realizar un seminario y una serie de actividades en esa ciudad durante diciembre.

Hoy, a poco más de un mes de realizado el evento, el balance del director ejecutivo de Fundación Empresarial Eurochile, José Aravena, es más que positivo. “Quedamos tremendamente satisfechos. Por una parte por la capacidad de reacción y organizativa que demostró todo el equipo de Eurochile para montar esto en muy poco tiempo, pero sobre todo por la receptividad que tuvo esta iniciativa en el mundo institucional y empresarial europeo”, afirma.

Durante la COP25, se realizaron dos eventos principales: uno dentro de las instalaciones de la cumbre, en el Pabellón de la Unión Europea, y otro en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. “En ambos hubo participación plena, estaban las salas llenas con más de 200 personas. Y también muchos chilenos, algunos que fueron directamente con nosotros y otros que estaban en Madrid y que fueron a nuestras actividades”, dice José Aravena.

Lo más importante, agrega el director ejecutivo de Eurochile, es que los temas que se plantearon tuvieron una amplia receptividad y -sobre todo- una gran participación empresarial. “En particular, en el tema de economía circular, si bien había más eventos en la COP, la característica de nuestro evento era la participación empresarial a nivel de expositores y de asistentes, tanto al seminario como a la rueda de negocios. Fue un éxito absoluto”.

En el evento de Eurochile en Madrid evento estuvo el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, un día antes de que lanzara en Bruselas el nuevo Pacto Verde europeo, y una serie de expertos de este continente en economía circular. ¿Cómo ve los avances que se están realizando hoy en esta materia en un continente que está liderando la economía circular a nivel global?

 Creo que, sin dudas, en Europa la economía circular se está transformando en una megatendencia. Todo el mundo está hablando de ella, a nivel de estados, de gobiernos, de regiones, de municipios. A nivel supranacional, como es la Comisión Europea. Es uno de los grandes temas hoy en Europa, que está levantando muchísimo interés y donde las empresas -en general- se están subiendo con fuerza a este carro. A veces por convicción, otras por presión de sus stakeholders, pero hay un movimiento tal vez inicial pero muy potente, que nos hace ser optimistas respecto al desarrollo de este tema en ese continente. Obviamente en Chile y Latinoamérica la realidad es diferente, pero en Europa es una megatendencia. Y a nivel institucional, éste es un componente importante dentro de la agenda verde europea.

¿Cuáles son las tendencias en economía circular que se visualizan a partir de los seminarios, los diálogos, la reuniones de negocios que organizaron en Madrid con motivo de la COP25?

 En el campo del desarrollo intelectual, hay un enorme trabajo en estas materias. Eso es positivo, porque ayuda a darle un marco. Es un tema que se está desarrollando a nivel universitario, de consultores, de fundaciones, hay un trabajo cada vez mayor y ya no es sólo la Fundación Ellen MacArthur. Este tiene que ser un movimiento más generalizado, y ellos jugaron un rol en el surgimiento de la economía circular en Europa, pero han aparecido otros actores muy potentes como el SITRA de Finlandia, universidades que están entrando fuerte en el tema. En ese nivel hay bastante desarrollo.

 ¿Y qué pasa a nivel empresarial?

 Uno ve a las grandes multinacionales europeas encabezando un movimiento muy positivo hacia la economía circular. Está IKEA, Enel, Engie, una enorme cantidad de empresas que tiran del carro y le ponen metas a sus propios proveedores, porque si estos no son circulares la empresa tampoco lo será. Entonces, hay un movimiento empresarial positivo, y también a nivel de países como Holanda, Finlandia, que se están poniendo la meta de ser países circulares. Yo diría que el momento en Europa es interesantísimo, y muy potente.

¿Esto qué oportunidades abre a las pymes esta tracción que están generando los países y las grandes empresas en un cambio de modelo? ¿Eso está ocurriendo?

 De a poco sí. Algunas empresas como Enel están muy preocupadas de que sus proveedores adquieran conocimientos y trabajen en reconversiones en esta materia. Por ejemplo, en nuestra misión a Europa llevamos pymes que Enel nos pidió y ayudó a financiar su viaje a Europa, proveedores suyos, para que comenzaran a conocer e interesarse en este tema. Por otro lado, el gran trabajo de la Comisión Europea es con las pymes, y a nivel europeo hay instrumentos para que estas trabajen en su reconversión, capacitación y desarrollo en economía circular.

Empresarios de pymes que participaron en la misión empresarial de Eurochile a la COP25 en Madrid plantean que en materia de economía circular, al ser una tendencia reciente, en Chile no estamos tan atrasados en estas temáticas. ¿Tenemos la posibilidad de subirnos rápidamente a esta tendencia?

Creo que efectivamente no estamos tan lejos como en otras áreas, como la tecnología de la información o en el manejo de bigdata, donde el abismo es enorme. Y no estamos tan lejos porque es cierto que nos comenzamos a interesar en este tema en el momento oportuno. Cinco años atrás fuimos los primeros que trajimos el tema a Chile, y en Europa en los últimos cinco años ha ido adquiriendo estas dimensiones. Entonces, cuando partimos no estábamos tan lejos, y si bien Europa está avanzando rápido podríamos no quedarnos debajo del carro, pero tendríamos que hacer muchas cosas para que eso ocurra porque esto va a ir muy fuerte y en la medida que no avancemos vamos a sufrir un retroceso comparativamente.

¿Cómo se puede trabajar en materia de cooperación con Europa para que eso no ocurra, y cuál es el rol de Eurochile en esa tarea?

 La primera gran alianza que tenemos, y que la seguimos desarrollando, es con la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, que es uno de los actores relevantes en este tema en el continente, que nos apoya en todas estas iniciativas y que nos abre puertas. Por ejemplo el evento que hicimos en el Pabellón de la Unión Europea era organizado por Eurochile en conjunto con la Comisión Europea, eso ya cambia absolutamente el escenario y nos abre un gran espacio. Eso nos permite bajar después al nivel más operativo con un respaldo institucional fuerte, y nos abre una oportunidad para trabajar con las pymes buscando mecanismos de cooperación y de transferencia tecnológica.

Esta transferencia de tecnología es tan importante para la economía circular, pero también tiene costos asociados

 El tema, por lo que hemos visto, es que las modificaciones en las empresas no son fáciles de hacer, y además tienen costos. Entonces hay que trabajar muy bien para que esos costos se transformen en oportunidades, evaluar bien cómo y de qué manera lo que se hace tiene como contrapartida el obtener resultados positivos. Sólo hacer inversiones para decir que soy circular, pero mi negocio no refleja ninguna mejoría haciendo eso, obviamente a la empresa no le va a interesar. Hay que poner en evidencia por qué eso es bueno para ella, y cuando estos beneficios no son sólo para ella y alcanzan también a la sociedad, es ahí cuando tienen que aparecer los subsidios públicos. Si una empresa logra contaminar menos porque transformó todo su proceso, hay ganancias para terceros que debieran contar con apoyo público.

¿Requiere también que esto se trabaje a nivel de sectores, por ejemplo, y no de industrias o empresas aisladas?

 Hay que trabajar mucho este tema, y una de las conclusiones que sacamos es que es necesario expandir la asociatividad en relación con estos temas, que es necesario ir generando instancias mayores. Nosotros trabajamos con un grupo de empresas en economía circular, pero para que este modelo de producción comience a tener más reconocimiento y apoyo en Chile es necesario ir generando una asociatividad; en Europa hay plataformas de stakeholders, grupos de economía circular, asociaciones de empresas por la economía circular, asociaciones de ciudades por la economía circular… Hay un tejido que en Chile prácticamente no existe pero que hay que ir construyendo, eso no se hace de un día para otro.

¿Eso es parte del trabajo que quiere hacer Eurochile, ser actor en la aceleración de ese ecosistema en torno a la economía circular?

 Queremos ayudar en eso, también somos conscientes que esto requiere participación de otras organizaciones. Pero sí queremos ayudar a que la economía circular no sea solo un discurso en eventos, sino que tenga una base real. Y base empresarial, insisto en el punto: sin empresas la economía circular no existe. Entonces la pregunta es dónde están hoy las empresas que se la quieren jugar por este tema, o que ya están trabajando en esto. Hay algunas iniciativas aisladas, pero es importante darle más fuerza. El tema de la Hoja de Ruta de la Economía Circular, por ejemplo, para nosotros es muy relevante, porque creemos que eso va a permitir contactar a muchos actores y ver de qué manera no solo se construye ese roadmap, sino que se genera una asociatividad, un tejido social que empuje estos temas.

Cuando uno ve que Europa está avanzando hacia un Pacto Verde, que está trabajando en un etiquetado verde para los productos, que promueve la economía circular, lo lógico es que eso termine impactando en sus importaciones. ¿Qué tan necesario es hoy que las pymes se sumen a esta tendencia, en una economía chilena abierta y exportadora?

 Esto es lo mismo que en todos los otros sectores, las normas europeas son bastante más exigentes que en otras regiones del mundo, y hay sectores completos de la economía chilena que adquieren estas normas y esto les permite llegar fácilmente a otros mercados. La industria frutícola, y de alimentos en general, realizó una gran experiencia en Europa, logró altos estándares de calidad y certificación, y luego al querer abrir otros mercados ya tenían todo cumplido. No sé si en Europa en el futuro van a venir exigencias de certificaciones en esta materia, pero sí se que a nivel de consumidores hay tal sensibilidad en este tema que cada vez más se va a ir prefiriendo productos que además de todas las tendencias actuales, como lo orgánico, sean circulares. Eso va a ser una tendencia de mercado, y esas tendencias de mercado pueden transformarse en legislación. Los consumidores europeos están cada vez más preocupados de estos temas, entonces las empresas que quieran adelantarse a problemas que puedan tener problemas en el futuro tienen que pensar en esto.

¿Cuáles fueron los aspectos más importantes que se lograron a nivel de cooperación durante las actividades realizadas por Eurochile en la COP25?

Hay varios niveles. En el caso de las ruedas de negocios, por ejemplo, hubo varias empresas chilenas que hicieron avances significativos en la posibilidad de hacer negocios conjuntos con sus pares europeos. Y a nivel institucional, logramos un reconocimiento hacia Eurochile que nos abre la posibilidad de hacer muchas más cosas con empresas e instituciones europeas en el futuro. En Europa nos comienzan a ver como una contraparte importante para trabajar estos temas, y también en Latinoamérica. De hecho, nos acaban de invitar a dictar un curso sobre sostenibilidad y economía circular a una academia de cámaras de comercio de América Latina en Montevideo, porque quieren saber de qué se trata y hacia dónde va esta tendencia. Entonces, este tipo de eventos permite ganar reconocimiento en distintos ambientes, y abre oportunidades a veces impensadas.

Lo segundo, es que nos ha permitido un acercamiento importante con algunas empresas europeas bien significativas. Además de las actividades públicas que hicimos en Madrid en el marco de la COP25, hicimos un taller privado en las oficinas de Enel de Madrid con algunas instituciones especializadas en desarrollar hojas de ruta. Esto es bien significativo, por que fue un evento con la oficina europea de la empresa, con gente de SITRA, de Circular Change, de varias instituciones europeas. Eso es muy positivo para Eurochile, porque se van encadenando alianzas.

Para el primer semestre de este año se está preparando un segundo seminario internacional ligado a la COP25, esta vez en Santiago, como era la idea original. ¿Cuál será su foco?

 Aún estamos haciendo los ajustes finales al programa, pero va a ser entre fines de abril y principios de mayo. La idea es tener una cantidad significativa de empresas y expertos europeos, y ya no va a estar tan alineado con los grandes temas propios de una COP, sino que vamos a ir más al tema empresarial y menos institucional. Estamos en esa definición y tenemos aún conversaciones en marcha, pero el foco va a ser la economía circular mucho más aterrizada a las empresas y a aplicaciones prácticas en sectores productivos. La principal conclusión que saqué del trabajo que realizamos en la COP25 es que hay una megatendencia en Europa en torno a la economía circular, que Chile tiene la posibilidad de no quedarse debajo de este carro, pero para eso es necesario trabajar duro en el país difundiendo, capacitando, organizando y mostrando resultados concretos para las empresas. Esa es la gran tarea.